plateado era el color de tu pelo, la túnica
que te protegía de la gente
y la neblina del olvido
el aroma de las manzanas
se mezclaba con el viento helado,
con soplos que transforman la carne en pedazos de hielo
era cosa de palpar mi rostro
y la piel se desprendía como cáscaras de naranja
mi mente también se desligaba de los muñones
sólo podía viajar por el aire como un aura oscura
un susurro débil me devolvía el aliento, pero ahora,
tendido de espaldas, veo las nubes que nadan junto al cénit
tu rostro se asoma para tapar el sol y decirme que todo está bien
que has rezado por nuestro destino, los espíritus
nos protegen de aquí a la eternidad
pero una Mano Oculta te aprieta con suavidad el cuello
alcanzo a reaccionar, la aparto con un manotazo
en mi mente oigo una voz que murmura
digo que no esta vez, no ahora
un momento de felicidad no me vendría mal
han sido días y semanas de mucha fatiga
el aire es cálido y agradable, el polen adorna sus pestañas
sus ojos son nenúfares en un estanque de lilas
olas concéntricas que se desbordan del océano
las cuencas vacías de la ballena observan nuestros gestos
tratamos de descifrar la caligrafía en la corteza del árbol de 1000 mts
y nos quedamos dormidos en la carreta, tus piernas
la almohada tejida con la seda más fina