Quise secar la silueta primaveral de mi lado,
Quise creer en la revolución del amor,
Reinventar al hombre,
Y florearlo de otro olor,
Su sangre tan mía como la tuya,
Hacer morfosis de la sangre que
Alguna vez miró contigo la cordillera.
Quise recordar el mismo camino que hoy
camino,
Como a una historia bella
Encuadernada para leer,
Cuando al fin me siente sin tormentos,
Con mi corazón dispuesto.
Y aquí habito,
Infatigable con el alma pura,
Rellena de aire luminoso.
Piedad te pone ante mí,
Abro entonces,
Los ojos reales.
Piedad me hace parir,
La irreversible vendimia
Que nace cuando ama el amor de niña,
Nace de la criatura maravillosa,
Que colorea mi fuente,
Miró hacia adelante,
Como si no existiera reversa,
Tus manos son mi única verdad,
Tu andar lo tengo calado desde los 13 años,
Huimos para encontrarnos en otra flor,
La flor embriagadora y caliente,
Que nace y muere,
Como cualquiera otra,
De esta infeliz filarmonica.