Caminó las costas del territorio sola.
(Su madre no alcanzó a transmitir la oralidad del pueblo)
Trabajó las horas de una infancia.
Enfrentó las primeras lunas, la crecida de sus montes, los temores de la noche, los fenómenos celestes, los pasos indóciles
Madre de mi madre pura y lafquenche
Parió una luna con sangre champurria;
Se enamoró de hombre blanco, ojos cielo, paso amable.
Madre de madre, mi abuela
Mil veces 91 salmos le dieron certezas en la solitaria vejez
Caminó las veredas con botines negros, transitó las calles con
pilguas llenas.
Llevó regalos, llevó cariños , atendió a los suyos.
Cultivó su tierra. Vivió ardua y larga existencia. Madre de mi madre , mi abuela
Vio pájaros en vuelo antes de partir.
Dejó bondad en nuestros genes, concedió fe, dio lección de tesón.
Yo, lafquenche auto desterrada , sueño los mares de mi pueblo. Vuelvo al puente viejo, releo mis cuentos.
Miro la cruz de su cerro, fueron tantos los que murieron!
La historia se perdió en la voz callada de los antepasados de mi abuela.
Yo, la de salitre en las piernas,
Caminaré las costas de pastos altos y resguardaré el nido de la Loica
Yo rendiré honor a la historia a las mujeres de mi linaje, las que
estuvieron, las que están, y las que nacerán, cuando los cielos
vuelvan a ser celestes y el pasto más verde, cuando la tregua conceda
esperanza de mejor humanidad.