A punto de caer en la espuma nacarada del mar por siempre,
Donde a su vez respiran suaves olas de mar ligero Alerces, Tepas y Coigües
El canto del Chucao busca su origen, pero se pierde en mis oídos y no en los tuyos
Bocinas, alarmas, balas, fuegos de artificio
Sirenas de retroexcavadoras y rugidos
Ese es nuestro paisaje sonoro
Murtas, murras y otros matorrales
Crecen rápido los cauces clorofílicos en las quebradas
En algunos sitios vacíos, en rincones quietos
(Dicen que venden droga mata niños en la plaza)
La avaricia corta lo verde, viola suelos
Profana hogares de animales originarios
Los zorros cojos mueven la cola y reciben pellets
El Calbuco estira una pierna hacia el suelo atmosférico
Trata de liberarse de su trampa geológica
Intenta salir del cono e irse lejos, pero apenas logra cruzar la cordillera
El León busca refugio
En garajes, ferias y basurales
Al final se prostituye en las calles
Sietecolores giran por debajo de los ríos aéreos
El Maullín es conciencia plena en el mar
El Huillín persigue platos frescos
Cae la tormenta final, la anhedonia
Llueve sobre Puerto Montt, Calbuco, Maullín y la cuenca del Llanquihue
En los Muermos, Fresia y el Camino Real
Se cierra la atmósfera
Se pierden los astros en la nada
Se cierne el frío sobre La Frontera en múltiples paracaídas
Entonces la entropía, luego la muerte y el olvido
… Adiós Senda Nativa Romahue