Avanzando detenidos, agonizamos aparentando paz, sonreímos ocultando lágrimas y fingimos un cariño que no podemos dar, entonces un abrazo mecánico, aquel amor que no se puede expresar, desde el silencio exterior, grita ¡Hoy muero! Porque quien soy no está vivo, todo este tiempo de movimientos sin sentido, de miradas sin vida, de pensamientos atrapados y esperanzas ilusorias, luchan en un último intento por ahogar al interior que desea gritar sinceridad, admiro tu esperanza, tu valor y tus sueños de que un día despertaríamos de este letargo, hoy me revelo de esta herencia agonizante, años encadenado a una historia que no viví, días soportando la culpa de siglos, abro los ojos y vivo la desilusión para reconocer el milagro en el que siempre crecí pero que me negaba a agradecer, todo esto para que tú, que sobreviviste a mí mismo y me miras desde el porvenir, seas libre al fin, respires alegría, improvises la poesía que ilumine el camino y toques la música del corazón que inspire a la vida