Primero tú, en ti acabo.
Sin ti no desnudo mordidas,
ni acaricio la llama de tus ojos cerrados,
pidiendo más.
Así amo:
Primero tú,
quien lenta se enciende,
deseosa e impaciente,
oscura y transparente,
audaz y conducente,
te consigo gata y loba a la vez.
Y así te amo:
con ambigüedad,
con miedo,
con tiempo,
con un eterno amartelamiento,
con la furia concentrada
en un silencio.
Amo por deporte,
por vanidad,
por poesía.
Amo por tu orgasmo,
por el mío,
y en la medida de llenar,
busco vida y busco ser.
Y así me veo gigante
y tú, niña
juegas
a ser quien se deja atrapar.
Y me veo gigante
y tú, conmigo juegas
a que me descubres,
a que no existo,
a que me vuelves loco
siendo aquel que no reconozco,
siendo ese que te hace empezar.
Y somos el fuego de una cama encendida.
Y te amo con eso que extrañas:
con besos,
con esa pasión que araña,
con el sol en la mañana,
Soy la ducha que te levanta
que te cubre y te baña
que luego de tomarla, respiras.
Amo con envidia,
con el celo de reventar;
Amo inmenso,
con las venas hinchadas,
iracundo,
blasfemando,
sublime.
Amo sin derecho,
con angustia,
con prisas.
Amo con palabras
con el ir y venir,
en tu historia:
en cada segundo,
en cada jornada,
cada uno fui, amándote,
Dama capturada.